Para llegar al cañón de Añisclo volvimos a Ainsa y entramos por el Este a la zona de puente de S. Úrbez. Esta carretera es de único sentido durante los meses de verano y Semana Santa. El resto de temporada se deja a la habilidad de los conductores que se atreven a adentrarse en esta estrecha carretera. Tuvimos suerte de que el único coche que apareció en sentido contrario lo hizo en una zona donde con cuidado pudimos pasar a la vez, los lugares por los que ha de pasar el coche son dignos de fotografía, pero no quise arriesgarme a obstaculizar el sendero (porque es eso, no una carretera), además Mari Carmen y Alejandro iban durmiendo.
La ruta más sencilla en el cañón de Añisclo es la del puente y ermita de San Úrbez. Por el fondo de este cañón fluye el río Bellós, al que hay que vadear y cruzar unas cuantas veces.
Como de costumbre, pronto hay que hacer una parada para comer.
A medida que se sube por el cañón, éste se hace más estrecho y como consecuencia la vegetación más densa.
Todo el área del Parque Nacional tiene prohibidos los baños. Confieso que en esta zona y en otras circunstancias no hubiera respetado esta norma.
San Úrbez es el patrón de los pastores de la comarca. Anualmente se celebra una pequeña romería a la ermita que podemos ver en las fotos. Según cuenta la leyenda, resumida en la tabla, S. Úrbez se comunicaba con los animales y éstos le servían.
Puente de San Úrbez
Para volver a Torla seguimos la carretera que cogimos inicialmente atravesando el Valle de Vió (en la foto desde Fanlo) en lugar de volver a Ainsa.